viernes, 19 de junio de 2009

Encuentros.

No pensé que subir a un carro con dirección a mi centro de estudios, estar en él, sentado, me iba llenar de vagas ideas (parecido a deseos) de encontarme con alguien del pasado, pero no cualquier persona, más bien alguien que marcó en cierto grado el muy corto reperorio de vivencias que hasta hoy he tenido.
Pues la mente, como una gran máquina de recuerdos, ha hecho en mí una grabadora de sucesos, hasta cierto grado intranscendentales, pero que en el momento de adolescente son muy intensos. Claro, yo el protagonista casi todo el tiempo, pues en algunos momentos hubo alguien quien ocupara el coprotagonismo y que por ello, automáticamente, me convirtió en coprotagonista de mi propia vida; sin embrago, no se si yo lo fui en la vida de "alguienes".
Estos alguienes de quienes hablo, son quizá con los que quisiera los "encuentros" para poder demostrar como lo estoy pasando y, tal vez verme de manera de espejo, si he cambiado durante el tiempo en que no nos hemos visto; pero, es facil de darse cuenta que esto no determinarían un encuentro, mas si un reecuentro. Al recobrar mi razón, me doy cuenta que es mejor dejar esas cosas en el pasado, ya que no volvera esas manías de atolondrado adolescente. Que mientras más deseo encontrarme con el pasado, más incrementan las imposibilidades; pero que tambien más olvido esas cosas y pues no son más que anécdotas que marcaron no con dolor, ni con alegría y sí con el conociemiento de haberlas vivído. Estos pensamientos sólo me conducirían a un reecuentro así de simple.
...
Al bajar, ir a un cualquier lugar te encontrarás --o quizá me encontraré-- con alguna persona que por primera vez has visto y te ha encantado, ahí tu órgano que se encarga de tus pensamientos, tus movimientos, tus sentimientos, etc., etc. (me refiero al cerebro) se pone a trabajar de manera más rápida que escribir un post o una entrada --o hasta tu monografía-- llevandote a un mundo utópico que tú, o cualquiera, nomás se la cree. Esos "alguienes", que ves y que, hasta ya pueden ser conocidos --sólo de vista--, y que nunca se dió el valor de acercarsele en el lugar donde lo conocistes; están ahí, pero igual no te puedes acercar. Mas te queda la imaginación para acercarte.
En el silencio del "trabajador" sistema nervioso central, se empieza a planear como realizar el movimienro de "cortejo" --mismas fieras en época de apareamiento. Hasta, simplemente, se queda con las intenciones y con la imaginación en la garganta, por falta de valor.
Y es que con sólo observar la tan perfecta geometría de los gestos, movimientos aerodinámicos, el sonido que trasmite esa voz, la imagen, etc.; lleva a pensar, a formular, a reformular, a cuadrar la personalidad que no conocemos en ella. Solo en pensamiento me lleva a ese mundo de estaría andando con ella, que estaríamos entre nuestros brazos, enredados como sogas, envolviendonos con tentáculos de pulpos de fantasía. Intercambiando palabras retocadas con colores que en este mundo no existe, embalsando nuestras compañias, cortejando el "amor" que uno a otro puede sentir, atrapando esas esencias de las caricias. Calentar el frío que nos envolvía antes de conocernos, renacer despues de cada día en que nos volvamos a ver, fabricar burbujas que nos aisle a nosostros dos, nos encierre y se haga un mundo para los dos. Imaginar como una alucinación por efecto de sus besos, de sus caricias, de sus pasos que acompañan ese inexistente día en el que sólo estoy con ella. Olvidarme del mundo y de las Teorías físicas que rigen en el universo, y hasta olvidarme que existe la separación y el desamor. Pensar que lo que nos une es más eterno que la misma eternidad, que el infinito no alcanza para cuanto nos debemos amar, que el odiar no compete a los nuestro. Que lo inexistente somos ella y yo.
Eso se pensaría, y se desvanece cuando el encuentro se acaba, se desvanece cuando en la realidad me doy cuenta que soy mortal al igual que ella. Que el amor es también tan imperfecto como los hombres. Sin embargo, en mi mente hay una máquina de reciclaje...y otra vez la misma historia, con sus intervalos, sus datos nulos que me llevan al máximo equilbrio de la energía de la materia.

Cuánto más me miento,
cuánto más vida,
cuánto más adios,
cuánto más me acerco.


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