sábado, 26 de marzo de 2011

Bosque - jardín.

¿Cómo estoy? Sentado en un jardín, en un tronco con los pies ardiendome con el tanto caminar, sin saber cómo regresar al camino de ida. Busqué unos atajos, busqué en un bar las cosas que me había olvidado, pero seguí caminando hasta llegar a este bosque-jardín; perdido y solo, sin dinero y unas cuantas gotas de agua en una botella.

Acaba de amancer y ni siquiera estoy borracho, estoy tan sobrio que siento lo incomodo que es desacansar en este tronco, pero en fin puedo descansar. Los rayos solares me dan a la cara y estos árboles no tienen ni siquiera hojas para que me puedan hacer sombra, estan tan desnudos y secos como mi alma y mi razón. Sigo dejando pasar el tiempo, buscando rutas al camino, y ya voy cuatro intentos en medio de la oscuridad de la madrugada. Con el ardor de mis pìes mis pasos se han vuelto lentos que las hojas secas se han vuelto espectadoras mudas de mi caminar. Y mi sombra la única acompañante que me queda.

Perdí el camino, el entusiasmo y el calor de su respiración. En el jardín busqué un atajo; encontré su recuerdo, la memoria encerrada en su nombre. ¿Será una brújula que necesito, un mapa para andar y llegar de nuevo al camino? ¿Qué es? Que no me deja pensar, me hace respirar tan profundo que no hay tiempo para exhalar, y no es peor que mi asma, es peor que volverse loco. A pesar que la busqué en el bar, la encontré en el calor del bosque-jardín entre las ramas secas y hojas caidas y en el extraño sol de invierno. La encontré perdido y confundido en el regreso.

¿Quién es? --autor no me respondes-- solo está en mi memoria amnésica. A pesar de no conocer el recuerdo, entiendo que regresó, a mi cabeza, a mis entrañas al aire que no respiraba. Solo el otoño borrará de mis recuerdos y el verano no dejará ni cenizas de lo alguna vez estuvo aquí... y el bosqué la guardará.

[...]

Las películas me olvidan
y mi paciencia se ha inquietado...
los gritos en mi alma no se afinan
y la sal de mi sudor no se han secado.

y sigo pensando el mañana
y a pesar que sigo perdido sin futuro...
sigo viendo su horizonte por la ventana...
Enredado de una rama, yo me oculto.

El amanecer no me despierta,
ni siquiera el reloj crepuscular.
sigo dormido en esa alba y me destierra.
Sigo durmiendo en el futuro de vida rectangular.

ya ni se escriben entre líneas,
mi vida, mi rencor y mi ironía.
Se cuadiculan como mis cortinas...
mis manteles y mi paralítica sonrisa.

Mi futuro se vive como letras,
y números sintetizados como colores.
Mis poemas dejan su puerta...
por buscar razones... las ya no razones.

no hablaré de corazones...
sino de miserable amanecer
de amargos caparazones.
Duros y lentos como crecer.

[...]