lunes, 22 de febrero de 2010

Lejos.

Hace más de una semana y casi dos semanas en una ciudad fria, sin extrañar la rutina y la escalofriante ruta de todos los días del año, me encuentro sin ideas, sin nostalgia y sin mi vida robótica sin recibir ni buscar noticias amplias y tal vez sin mis lecturas dominicales de algunos columnistas de mis diarios favoritos, me encuentro en el exilio en una ciudad que me vio nacer, me vio dejarla, me vio reconciliarme con mi regreso y luego otra vuelta, para luego convertirme en su visitante.

Y esta vez no vine a probar tal amistad que dejé por añejar, lo tuve que desechar. Esta vez vine a olvidarme y encontrar lo que había dejado una vez. Sin embargo, comienzo a resignarme a seguir buscando, ya que todo siempre estuvo a mi lado, al frente mio , en mis hombros y acaricandome el rostro, diciendo aquí estoy --las respuestas asi me trataban. Por supuesto yo indiferente a ellas seguía buscando lo que en realidad debo dejar atrás. Lejos, y en el exilio de las estresantes voces de mi interior (que siguen conmigo) y del exterior (que las encuentro en el msn y en mi rutina, con esos nombres y esos sonidos de sus cuerdas y percusiones), trato de escribir sin irritables interrupciones, trato de rescatar algunos conocimentos perdidos y trato de continuar y acomodar en mi vida algo nuevo que pensé perdí (me doy cuenta que nunca lo tuve).

Y si por alguna amistad no es la que dejo añejando, no es esa amistad. Es esa que estuvo a mi lado a pesar de la distancia, es esa que a pesar de la incomunicación no existen resentimientos, es esa que, a pesar de la tanta confianza y sinceridad, siempre hay algo que se oculta, y que luego de ser revelada no existen los reproches ni existe esa poca desconfianza; también, es aquella amistad en donde la tolerancia se materializa sólo dentro del círculo --quién sabe como será fuera de él.

En este, mi aislamiento (como monje tibetano), está mi rehabilitación mental, física y incluiría, también, académica. Aquí en mis sesiones y antes de ellas, también se definió el perfil del blog, de este micro y nano espacio en la red: no es de vocación literata, sino un espacio de desahogo personal. Atrás y fuera quedan los problemas comunes a mi sociedad y a mi gente, a pesar del interés. Por ello este blog, en mi casi parecida rehabilitación y un poco antes de ella, es por momentos el vomitorium de mis malas ciscunstancias, el cine 3D de mis momentos que no se olvidan, mi reproductor de mp3 que escucha las canciones una y otras vez con repeticiones o sin ellas, y la exposición de mi vida explicada de manera tácita y con detalles desinterantes (excluyendo mis momentos de extasis muy intimos). Todo ello, quizá, fijado en lo lejos de hasta de mi.

Esta vez vine a mi conocida lejana ciudad, y estoy extasiado de tanto olvido de mí, de los demás, de la importancia de la especialidad, de los rodeos, de los compromisos, de mis superficiales gustos, de mis raras tentaciones y de mis formas de extrañar los románticos aromas. Ahora me alimento de amnesia, de buenos recuerdos, de gustos pasados, de experiencias mal practicadas (para no volver a cometerlas), me alimento de caminatas nocturnas y diurnas, me alimento de miedos antes de dormir para depertarme valiente para enfrentarlos.

Y hoy caminaré en la noche sin saber a dónde caminaré, hasta qué hora y si tendrá fin. Caminaré sin buscar, sino comprendiendo lo que está a mi lado, comprendiendo lo que debo de implementar y lo que debo desechar de por vida. Caminaré lejos, mirando el panorama con espejo retrovisor, escuchando lo que soy y con estoicismo seguir caminando sin buscar el fin, sino, la continuación a lo que hice hoy y antes.

jueves, 4 de febrero de 2010

Nanoentrada.

...O "nanopost", últimos días de tortura al perezoso que alojo en los días de estudio, felizmente tengo tiempo, pero no mucho, para la oxigenación a mi último desastre...Este es un nanopost, que resume lo que haré, seré y destruiré en cuatro soles y cuatro lunas en sus días y noches, con sus atardeceres; de lo que fui queda bastante y no he cambiado a pesar de mi espera (que es la peor táctica para cambiar) y a pesar de mis malas decisiones...y perversiones desconocidas.

Hoy esciribo el post que me puede llevar minutos y no horas, es nano y quiere crecer. El año nuevo no termina y siento que la noche de navidad no ha pasado y que la entrada al año nuevo se ha detenido --el año está corto y la navidad no ha existido.

Ya faltan pocos días y sólo tengo un muerto por resucitar y lleva mi nombre, las piezas de sus identidades se han mezclado con la densa neblina de este verano, y se dilatan con el calor del mediodía, luego los resultados en papeles se imprimen y dan signos de sobrevivencia parcial de su cabeza. Con dos batallas ganadas, una impredecible que del azar espera suerte y una para resucitar y no tomar rebeliones en mi sociedad neuronal (locura); se espera una guerra ganada, apagada y cristalizada en el museo de entre mis recuerdos.

Nanopost que carece de significado, carece de importancia, carece de estoicismo, carece de penas, de obseciones y de persecuciones a relevancias. Pues sigo admirando a Charles Baudelaire, sigo sin diferenciar lo importante de lo más importante, sigo con mis miedos a no saber y haberme perdido entre tanto conocimiento, son con mi superficial alegría y pseudofelicidad y sigo obsecionado de mi recuerdo del humano que fui alguna vez y con las relevancias que alguna vez soñé. Nanopost que me señala como el marciano que alguna vez escribí un post y que vive en un paranoico medio cretino.

[Ni penas ni glorias la última batalla y se acabó]