jueves, 4 de febrero de 2010

Nanoentrada.

...O "nanopost", últimos días de tortura al perezoso que alojo en los días de estudio, felizmente tengo tiempo, pero no mucho, para la oxigenación a mi último desastre...Este es un nanopost, que resume lo que haré, seré y destruiré en cuatro soles y cuatro lunas en sus días y noches, con sus atardeceres; de lo que fui queda bastante y no he cambiado a pesar de mi espera (que es la peor táctica para cambiar) y a pesar de mis malas decisiones...y perversiones desconocidas.

Hoy esciribo el post que me puede llevar minutos y no horas, es nano y quiere crecer. El año nuevo no termina y siento que la noche de navidad no ha pasado y que la entrada al año nuevo se ha detenido --el año está corto y la navidad no ha existido.

Ya faltan pocos días y sólo tengo un muerto por resucitar y lleva mi nombre, las piezas de sus identidades se han mezclado con la densa neblina de este verano, y se dilatan con el calor del mediodía, luego los resultados en papeles se imprimen y dan signos de sobrevivencia parcial de su cabeza. Con dos batallas ganadas, una impredecible que del azar espera suerte y una para resucitar y no tomar rebeliones en mi sociedad neuronal (locura); se espera una guerra ganada, apagada y cristalizada en el museo de entre mis recuerdos.

Nanopost que carece de significado, carece de importancia, carece de estoicismo, carece de penas, de obseciones y de persecuciones a relevancias. Pues sigo admirando a Charles Baudelaire, sigo sin diferenciar lo importante de lo más importante, sigo con mis miedos a no saber y haberme perdido entre tanto conocimiento, son con mi superficial alegría y pseudofelicidad y sigo obsecionado de mi recuerdo del humano que fui alguna vez y con las relevancias que alguna vez soñé. Nanopost que me señala como el marciano que alguna vez escribí un post y que vive en un paranoico medio cretino.

[Ni penas ni glorias la última batalla y se acabó]

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