lunes, 19 de diciembre de 2011

Tren y regresar.

Sigue el tren andando, y mi pasado anda como rocas en un camión, sigue mi piel quemando, y las gotas se juntan sin tener una canción. Sigue sin nadar en aquel paradero, y mis poemas no encuentran en los ojos ningún sendero. Sigue esperando en aquel paradero, autor-pasajero de ricos y asquerosos acarreos.

Sin escribir, el velo que cubre, el sentir que oculta... sigue andando y sigue esperando. Sus mejillas secas como los mares sin vida, frías como los postes que son su poder arrebatador... la palabra y el silencio. Porque callas solo para escribir y esperas para esperar el tren que anda y te manda... a carrear tus pensamientos. Porque callas si puedes hablar, y escribes solo para esperar en ese paradero. Paradero que busca una esquina, un rincón y una habitación; con cama, sin ella o con una mujer o sin ella y con una compañía o sin ella... esperas, sollozo el tren, el bus, el taxi o la carreta. Y esperando me encuentro, el tren que anda o el caballo que jala o el motor que fuma o la nave que se desploma... sin esperar, espero tomarlo, porque escribirlo me duermo, y esperando lo escribo... al tren que anda.

Mis mejillas queman de tanto frío, y la dulce voz que canta se seca en el rocío. Un libro se queda sellado, y mis manos paralíticas y torpes quedan, porque callo y no escribo, porque el desconocido placer desaparece en las orgías de la ciencia, porque soy autor y no lo soy, porque duermo olvidando que existe, porque duermo olvidando que sigo esperando el tren que me anda en el vagón equivocado. El paradero no encuentra esquina, pero es mi esquina mi paradero, quien me da el sueño, las gulas y el encierro. Vale autor sin obra, vale estar callado, sin escribir y sin sueños. Mis sueños duermen sin cansancio y mis ilusiones ya no tienen espacio. Entonces duerme sin estar andando, sin estar esperando... sentado en un vagón, sin esquina y que es paradero.

No encuentra poesía, no publica a su musa, y se equivoca en ella. El tren sigue andando sin parar, sin esperar. El tren y su paradero caminan sin hablar. El pasajero sin boleto ya no le queda esperar, el paradero sin esquina solo queda al voltear. Y para volver se busca, para volver se lava en la brisa, para volver en el charco, para volver, se ha escrito. Cuánto durará el regreso, cuánto el escribir, cuánto el callar. El paradero sin esquina regresa, con él el pasajero-pseudoautor, esperando como anda el tren, el bus fumón y la nave desplomada... el paradero no tiene esquina, el pasajero no tiene tren... solo un espacio donde se puede elevar los pies. CODO DEL PARADERO.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Detrás de una ventana.

Te veo detrás de una ventana. Cuelgo mi cabeza y te veo. En mis sueños susurro tu nombre y hoy ya no estas en mi ventana... simplemente cerca y no te toco. Déjame sin tus fotografías, mas te guardaré en mis dulces pesadillas.

Escritor, pseudoescritor, no gaste su papel; no lo guardes. Queda impreso en el olvido de su ventana. Déjalo guardaré su sonrisa, su cabello y su silueta. Deja que la odie porque tu indiferencia te castiga, mas la de la criatura te destroza, te pisa y aplasta. Ya no lo guardes, guardala y ya no lo despiertes, ya no abras los ojos. Ya no duermas... ya no la pienses.

Pseudoescritor, su ventana ha desaparecido. Así como tu tranquilidad, su presencia desaparece. desaparece como su voz.

Detrás de una ventana te veo.
Presente tu vida... mi tinta no lo está.
No te escribo, ni te hablo... no me acerco.
De mi silencio, no pude esperar.

De mi ventana me haces colgar...
detrás de mi ventana finjo hablar.

Te veo pasar, detrás de una ventana.
Sigues ahí y sin verlo el sol te ilumina.
El día y la noche detrás de tu ventana.
Te veo pasar y mis manos no caminan.

Detrás de mi vantana no hay papel,
solo polvo y tus fotografías.

Desde mi ventana veo tu ventana.
Y te veo salir y te veo entrar.
Solo quiero esa mirada, tus palabras.
En verte, sólo me queda callar.

Detrás de mi ventana...
sollozos mi dedos, me duermo en tu voz.




viernes, 22 de abril de 2011

Pan de radiografía.


Dame la sed de tu presencia...
dame lo que no tengo.
Y quita tus sueños que me nublan,
me nublan el alma y...
la luz de tus presos.

Dame palabras...
dame lo que siempre pierdo.
Y quita tus colores pardos,
pardos en...
los paisajes necios.

Dame esa paciencia...
dame lo que da miedo.
Y quita tus rostros,
rostros, que en mi conciencia...
queda sin reflejos.

Y no me des...
las cortezas que te cubren,
ni tus hojas de otoño...
secas, que avisan tu invierno.

Y no me des...
tus espaldas que te pierden,
ni tus sonrisas de odio...
odio que duerme sin sueño.

Y no me des...
panes de radiografía...

Al menos la mitad...
de tu vida, de tu tiempo, de tu corazón.
Si no es la mitad...
la cuarta parte de tu cabellera, de tu nombre.

Al menos la mitad...
de tu sabor, de tus dos ojos, de tu voz.
si no es la mitad...
la octava de tu sonido más grave que no rebote.

Al menos la mitad...
de tu pan, de tus dunas, de tu desierto.
si no es la mitad...
la nada de tu indiferencia, o al menos tu radiografía.

sábado, 26 de marzo de 2011

Bosque - jardín.

¿Cómo estoy? Sentado en un jardín, en un tronco con los pies ardiendome con el tanto caminar, sin saber cómo regresar al camino de ida. Busqué unos atajos, busqué en un bar las cosas que me había olvidado, pero seguí caminando hasta llegar a este bosque-jardín; perdido y solo, sin dinero y unas cuantas gotas de agua en una botella.

Acaba de amancer y ni siquiera estoy borracho, estoy tan sobrio que siento lo incomodo que es desacansar en este tronco, pero en fin puedo descansar. Los rayos solares me dan a la cara y estos árboles no tienen ni siquiera hojas para que me puedan hacer sombra, estan tan desnudos y secos como mi alma y mi razón. Sigo dejando pasar el tiempo, buscando rutas al camino, y ya voy cuatro intentos en medio de la oscuridad de la madrugada. Con el ardor de mis pìes mis pasos se han vuelto lentos que las hojas secas se han vuelto espectadoras mudas de mi caminar. Y mi sombra la única acompañante que me queda.

Perdí el camino, el entusiasmo y el calor de su respiración. En el jardín busqué un atajo; encontré su recuerdo, la memoria encerrada en su nombre. ¿Será una brújula que necesito, un mapa para andar y llegar de nuevo al camino? ¿Qué es? Que no me deja pensar, me hace respirar tan profundo que no hay tiempo para exhalar, y no es peor que mi asma, es peor que volverse loco. A pesar que la busqué en el bar, la encontré en el calor del bosque-jardín entre las ramas secas y hojas caidas y en el extraño sol de invierno. La encontré perdido y confundido en el regreso.

¿Quién es? --autor no me respondes-- solo está en mi memoria amnésica. A pesar de no conocer el recuerdo, entiendo que regresó, a mi cabeza, a mis entrañas al aire que no respiraba. Solo el otoño borrará de mis recuerdos y el verano no dejará ni cenizas de lo alguna vez estuvo aquí... y el bosqué la guardará.

[...]

Las películas me olvidan
y mi paciencia se ha inquietado...
los gritos en mi alma no se afinan
y la sal de mi sudor no se han secado.

y sigo pensando el mañana
y a pesar que sigo perdido sin futuro...
sigo viendo su horizonte por la ventana...
Enredado de una rama, yo me oculto.

El amanecer no me despierta,
ni siquiera el reloj crepuscular.
sigo dormido en esa alba y me destierra.
Sigo durmiendo en el futuro de vida rectangular.

ya ni se escriben entre líneas,
mi vida, mi rencor y mi ironía.
Se cuadiculan como mis cortinas...
mis manteles y mi paralítica sonrisa.

Mi futuro se vive como letras,
y números sintetizados como colores.
Mis poemas dejan su puerta...
por buscar razones... las ya no razones.

no hablaré de corazones...
sino de miserable amanecer
de amargos caparazones.
Duros y lentos como crecer.

[...]



martes, 11 de enero de 2011

Apenas...

Primera entrada del año de la bitácora, menciona este autor. El año pasado, dejó de escribir como lo hacía en su primer año, o al menos los casi nueve primeros meses. Esta parálisis palabrera se debió a la muerte de su musa, que él mató; a la decadencia de su disciplina; a su falta de lectura placentera, que no encuentra más que en apuradas lecturas de emergencia; por último, a sus ganas de mandar al diablo... sus pseudovocaciones y a si mismo. Matar a sus confundidas ganas de buscar un gusto. simplemente porque no lee, y dejó de componer, porque mató y mataron a la figura de su inspiración.

¿Quién fue esa musa? lógicamente, el no hablará de ella, porque ella lo lee, y porque también lo deja de leer. Y porque ella está sola a pesar de estar acompañada. Y porque él no encuentra más vida que en su soledad, porque prefiere la vida en agonía; por esta razón, apenas puede vivir, leer con ganas y escribir su nombre, el cual apenas puede recordar.

Una mujer, le escribió "púdrete con tu filosofía". La mujer ni siquiera supo qué era "filosofía", el pensó "que se pudra ella, con lo que le escribió, porque no soy filosofo". La mujer cuando no entendía lo que le escribía llamaba "filosofía". Sin embargo, el mundo de la mujer sumergido en las bulgaridades solo entendía sus códigos. Códigos que de creerse en "vanguardia" la mujer conocía, y códigos que deshumanizaban la forma de la mujer, cuya especie apenas pudo, el autor, reconocer --es una sepa de humano que se aleja de su especie--, decía. Las ideas de esta mujer al parecer se vieron clonadas por el autor, ergo no fue así. Pero sí, no se dejaba entender, y se dio cuenta que los poemas no son solamente mero juegos de palabras, sino que entran un significado. Lo vió como la mujer, el autor, pero, pensó --no hay razón para decir que esto es filosofía--. El autor le dice a la mujer --que no se entienda lo que escribo no quiere decir que tiene que ver con la Filosofía pues los conceptos filosóficos si se entienden, son lógicos--. Al fin con desconceptuados como esa mujer ¿quién va querer escribir?.

Apenas, puede buscar las "razones" o pretextos porqué dejó de escribir el autor. ¿Y por qué escribe ahora?, porque hay que cambiar los malos hábitos, responde el autor; ¿por qué en tercera persona? porque quiere variar sus monótonos, inentendibles y paupérrimos pseudopoemas. Escribe porque apenas se acordó que no puso ninguna primera entrada, porque se dió cuantas que aun no puede dedicar un escrito. Porque a falta de esta costumbre dejó de hablar bien. Escribe porque se acordó de que se quedó sin musa, que la mató y la mataron... y busca venganza. Y apenas escribe que vivió algo, apenas olvida... que es leído y que deja de serlo. Apenas pude variar la musica y apenas puede escribir que va a retomar su gusto por los libros, las revistas y los diarios... apenas puede leer y escribir...

Tiempos de otro viaje, al mismo lugar, pasa por su cabeza...

Apenas olvido,
que no puedo escribir,
que alguna vez lo hice...
quizá sin resistir.

Apenas...
camino, sin las voces...
y con ellas me condenan
junto los altares.

Y apenas tu mirada...
me grita con tu voz,
apenas tu regreso...
desorientan mi razón.

O quizá...

Apenas...
me alimento con tu voz,
con tus sueños y tu escosor...

Cosas que el autor, no puede comprender, pues sólo es un aficinado, que juega al poeta y a la vez al blogger. No es periodista y poco puede hablar de política en su bitácora, apenas puede hablar de él, de sus amores y sus ilusiones, de sus metas y fracasos, de torpiezos y de "piedras en el camino", de cruces e idas y vueltas... conoce mucho y experimenta poco, sea por miedo o por pereza. No cuenta que... tiene mucho miedo a hacer daño y seguir haciendolo, a los reclamos...
con eso sigue en el círculo vicioso. No escribe que espera muchas cosas... solo quiere hacer muchas cosas distintas y buenas este año...

[No quiero preguntas] [...¡ya no!...] [no hablaré de política, pero sí me interesa]