jueves, 5 de enero de 2012

En el puente.

Déjame escribir en el puente…

Tras la canción, mis sentidos

Perdidos se multiplican…

Déjame escribirte, musa achorada…

En una vasija veo tu rostro, sin agua

Sin vino, seca mi garganta tu nombre,

Veo tu rostro, tu pintura, silenciosa

Y la sal llueve en un día soleado,

Y déjame morir, aunque quiera vivir a tu lado.

Otra alma, déjame la libertad…

Déjame de enredarme en tu vestido,

Déjame en su olvido…

Déjame en el sufrimiento, sin recuerdo…

Déjame cerca de ti y lejos de tu sombra

No mates mi muerte… déjame escribir en su puente.

Déjame mientras espero su dirección.

Estoy escribiendo su bienvenida, que no llega…

No llega, y ciego la veo en mis cartas que no llegan.

Déjame escribir en su puente… las cartas, el poema…

Déjame escribir sin perderte, sin tu sombra y en el puente…




Una carta.

Te dejo esta carta, esta insignificante…

Te la dejo como lo quieres… sin sentido.

Dejo la carta, sin sobre, sin que la recibas.

Dejo tus miradas, en mi mente, en la carta.

Dejo mis sentidos, dejo a mi olvido tu presencia…

Y dejo la carta, en un pálido o verdoso fondo.

Y dejo tus alas de libertad infinita.

Y dejo tus ramas que no me sueltan.

Todo te la dejo… en la carta.

Esa carta sin destino… es mi mismo destino.

Dejaré la carta y la dejo sin que la veas…

Esperando y a la vez no que la leas…

Te dejo la carta, te la dejo…

Sin la tinta, es digital…

Te dejo la carta y espero, no la recibas…

Te a dejo para que te salves

Te la dejo… aunque ya no me salve.

Te dejo la carta, sin saber…